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Cloudflare vs. LaLiga: El choque de titanes que amenaza la Internet en España

24 de febrero de 2025 por
Cloudflare vs. LaLiga: El choque de titanes que amenaza la Internet en España
Quantumsec

El conflicto entre LaLiga y Cloudflare comenzó a principios de febrero de 2025 cuando LaLiga intensificó sus medidas contra la piratería:


Acciones Iniciales

Orden de Bloqueos

  • LaLiga comenzó a ordenar a las operadoras el bloqueo temporal de IPs compartidas pertenecientes a Cloudflare.
  • Los bloqueos se implementaron durante las transmisiones de partidos de fútbol para evitar emisiones ilegales.


Impacto Inmediato

  • Miles de sitios web legítimos y aplicaciones se vieron afectados por los bloqueos
  • Numerosas empresas perdieron operatividad y ventas durante los períodos de bloqueo.


Base Legal

Fundamento Judicial

LaLiga actúa basándose en una orden judicial que le permite exigir a operadores como Movistar o Digi el bloqueo de IPs.

Cloudflare alega que LaLiga obtuvo esta sentencia sin consultar a los proveedores de servicios en la nube y ocultando el posible perjuicio a terceros.

La situación escaló rápidamente hasta convertirse en un conflicto legal abierto, con Cloudflare iniciando acciones legales contra LaLiga por considerar estos bloqueos desproporcionados e ilegales.


Cloudflare vs. LaLiga: El choque de titanes que amenaza la Internet en España

Lo que comenzó como una cruzada antipiratería ha escalado en un conflicto legal con implicaciones masivas para la infraestructura digital en España. Cloudflare, una de las empresas más importantes en la protección y optimización de servicios web, ha emprendido acciones legales contra LaLiga por lo que considera un "bloqueo indiscriminado y torpe" de IPs, afectando a miles de negocios y usuarios en el país. La batalla entre la multinacional y la organización futbolística está dejando como principales damnificados a empresas, comercios electrónicos y usuarios que dependen de Internet para su actividad diaria.


Bloqueos masivos: el golpe a la Internet abierta

Desde hace meses, LaLiga ha implementado bloqueos de direcciones IP de Cloudflare a través de operadoras como Movistar, DIGI y Vodafone, con el objetivo de combatir la retransmisión ilegal de partidos. Sin embargo, el "daño colateral" de estas medidas ha sido devastador. Servicios digitales, plataformas de comercio electrónico, sistemas de pago y herramientas de comunicación han sufrido caídas que han reducido el tráfico y, en muchos casos, causado pérdidas millonarias.

Las restricciones se concentran en los fines de semana después de las 14:00 horas y durante otros días de partidos, dejando a muchas empresas sin acceso a herramientas críticas justo en los momentos de mayor demanda. De hecho, se estima que hasta un 20% de los sitios web a nivel global han sido afectados en algún momento por estos bloqueos.


El golpe a las empresas y la indignación generalizada

El impacto ha sido inmediato y demoledor. Múltiples negocios han reportado caídas de hasta un 30% en sus visitas, con efectos directos en sus ventas y reputación. Algunas plataformas de pago han experimentado interrupciones críticas, dejando a clientes sin poder realizar compras o acceder a servicios esenciales. Empresas tecnológicas que dependen de Cloudflare para optimizar y proteger sus plataformas han visto afectado su rendimiento, con clientes reportando dificultades para acceder a servicios populares como GitHub, Telegram e incluso Instagram.

El malestar se ha extendido a los usuarios de Movistar, O2, DIGI, Vodafone y MasOrange, que han reportado problemas de acceso recurrentes en días clave. Movistar, por su parte, ha empezado a retirar parcialmente los bloqueos ante la fuga de clientes, dejando claro que la estrategia de LaLiga podría volverse un problema para las propias operadoras.


Cloudflare contraataca: la demanda contra LaLiga

Harta de lo que considera una agresión injustificada, Cloudflare ha llevado a LaLiga a los tribunales con la intención de revocar la sentencia que permite estos bloqueos. La compañía argumenta que la liga española obtuvo la resolución sin informar al juzgado sobre el impacto negativo para terceros, lo que convertiría la medida en un abuso legal.

Desde Cloudflare califican la estrategia de LaLiga como un "enfoque torpe e ineficaz" que no solo falla en frenar la piratería, sino que además erosiona los principios de una Internet libre y accesible. A su vez, han implementado sistemas de rotación de IPs para mitigar los bloqueos, aunque esto no ha sido suficiente para evitar completamente los daños a los usuarios.

LaLiga se defiende: "No bloqueamos indiscriminadamente"

Por su parte, LaLiga no ha tardado en responder con dureza. Niega que los bloqueos sean masivos o arbitrarios y asegura que solo se actúa contra direcciones IP utilizadas para retransmitir contenido ilegal. Además, acusa a Cloudflare de lucrarse al ofrecer protección a plataformas que operan al margen de la ley, y señala que la empresa ha sido objeto de litigios similares en países como Francia, Alemania e Italia.

Desde la organización futbolística insisten en que su operativa responde a "una actuación eficaz llevada a cabo por un equipo especializado". También han redoblado las acusaciones contra Cloudflare, asegurando que su infraestructura ha sido usada para proteger actividades delictivas graves, desde proxenetismo hasta estafas online.

Una batalla que podría definir el futuro de Internet en España

El conflicto entre Cloudflare y LaLiga no es solo una disputa sobre retransmisiones deportivas ilegales, sino un choque de filosofías sobre la regulación y la libertad en la red. Mientras LaLiga defiende su derecho a bloquear plataformas que facilitan la piratería, Cloudflare advierte que permitir este tipo de medidas sienta un peligroso precedente para la censura digital.

Los tribunales españoles tendrán la última palabra sobre si los bloqueos de IPs seguirán adelante o si se pondrá freno a lo que muchos consideran un abuso de poder. Mientras tanto, las empresas y usuarios que han quedado atrapados en el fuego cruzado siguen sufriendo las consecuencias de una guerra que, por ahora, no muestra signos de terminar.



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